En las últimas semanas había estado fantaseando acerca de la posibilidad de ganarme el Pozo, pero no el Pozo Millonario del que soy un regular cliente sino del Edén Yuturi o aunque sea el Limoncocha, pero, lástima, la semana pasada se me adelantó Petroecuador con la complicidad del Ministro de Energía y Minas, quienes, se encargarán de reducir la producción de estos campos a su mínima expresión (como lo han hecho antes con otros campos como Shushufindi) y además creo que convertirán al campo de descanso para trabajadores que tenía la Oxy en el Bloque 15 cerca de los campos de extracción en "Petroecuador club & spa" para así iniciar la nueva etapa de la estatal petrolera marcada por el giro del negocio hacia el ecoturismo.
Hace unos días mientras veía las noticias sobre el escandalo de la caducidad del contrato de la Oxy y al Pocho Harb emperrado en querer irse al mundial dejando su trabajo de legislador a un lado (pues "no tengo que pedirle permiso a nadie si es que me quiero ir" según él. Se olvida que sí tiene jefes y esos son sus votantes) revisé el archivo de la revista The Economist y me encuentró pues, en su edición de Octubre 20 de 2005, un artículo que lleva por título "El cáos político ecuatoriano", el cual señala que "a pesar de lo que se diga de Ecuador, rara vez hay un momento aburrido en su política", que es cierto, pero, como dice mi amigo Fabricio "que feo que lo anden diciendo". Además vi que esta frase es reafirmada con otro artículo publicado en la misma revista en su edición digital de Mayo 18 de 2006, con el título "El nacionalísmo del petróleo alcanza al Ecuador", en el cual, el escritor es un poco más lapidario al señalar que "rara vez el Ecuador desecha una oportunidad para realizar actos populistas" o talvez por su encabezado que dice en inglés "take the oil money and run", posiblemente instando a otros inversionistas petroleros a tomar su dinero petrolero y salir corriendo de aquí.
Ahora, no me quiero meter en aprietos al calificar de buena o mala una decisión que, según nos dicen las noticias, la sana lógica y hasta el espíritu nacionalísta que todos llevamos dentro, fue tomada en estricto derecho, siguiendo todos los procedimientos legales y por sobre todas las cosas vinculando el caso al discurso de que la ley está para ser cumplida. Lo único que me atrevo a decir y dejar en sus mentes para un análisis personal es que, la declaración de caducidad del contrato con la Occidental Petroleum es, desde el punto de vista de política exterior, una de las peores decisiones tomadas en los últimos años y no necesito ser un graduado en Política Internacional de Harvard para poder decirlo, despúes de todo, lo único que necesitamos es sumar 1+1. ¿No he sido claro?
OK, lo clarifico. Que el Ecuador, país libre y soberano, a través del Ministerio de Energía, organo del poder ejecutivo, haya declarado la caducidad del contrato de participación que tenía con la Occidental Petroleum Company, es la peor decisión tomada en los últimos años, porque, a ningún gobernante o estadísta en su sano juicio se le hubiera ocurrido tomar una decisión en contra de una empresa petrolera sea estadounidense o de cualquier otro estado, sobre todo cuando el gobierno del país al que pertenece esta empresa, está conformado por petroleros, si no lo creen, den un vistazo a la siguiente página web: http://multinationalmonitor.org/mm2001/01may/may01bushcc.html prestando especial atencion a nombres como Christine Whitman, Donald Evans, Kathleen B. Cooper, Gale Norton, Steven Griles, Sean O'keefe, Condoleeza Rice y Donald Rumsfeld, sin olvidar que el propio presidente George Bush y su vicepresidente Dick Cheney tienen intereses en la industria petrolera. Esto quiere decir que si de alguna manera afectamos al negocio petrolero estadounidense, estamos afectando a su gobierno y por lo tanto afectando de manera negativa cualquier relación con ese país sea política, comercial o migratoria. Las únicas razones que nos mantienen de cierto modo a salvo son:
Primero.- por nuestra situación geográfica somos un punto estratégico en la región y;
Segundo.- que nuestra historia de país pacifico hace que no se les ocurra a los de la CIA o del FBI decir que estamos produciendo armas de destrucción masiva, para dar pretexto a tomar el país por las armas tal como lo hicieron con otros dos países de medio oriente que afectaron al negocio petrolero citado.
Ahora, como era de esperarse, el discurso estadounidense se centra en que el Ecuador es un país que no cumple con la ley ni los tratados internacionales y que por lo tanto los Estados Unidos no reanudarían las negociaciones del TLC, a lo cual nuestro canciller responde, diciendo a los cuatro vientos que el tema de la Occidental es un tema judicial y el TLC es un tema comercial entre los cuales no puede existir relación alguna. Esto lo hace primero para convencerse a si mismo del discurso y segundo por que talvez nuestro canciller no se da cuenta que el mundo no funciona de la manera "ideal" que él propugna. Con el permiso de mis lectores, pero los esfuerzos del Canciller y otros secretarios de estado ecuatorianos, por rescatar un TLC muerto, me recuerdan una frase que la recibí por internet hace poco: "los cachorros abren los ojos a los quince días, los pendejos nunca".