martes, 25 de julio de 2006

La mami

Aquellos que me conocen bien, saben que mi querida abuelita Emma, fue mi madre. Decidió tomar el reto de darme buenas maneras y buena educación, cuando yo apenas tenía 6 meses de nacido... y creo que le fue muy bien. Este martes 18, a las 12h50 de la tarde, terminó su misión en este mundo y abandonó aquel que llamó "este viejo cuerpo que ya no me sirve".
Esta publicación sirve para celebrar su vida.
Había yo estado callado durante casi dos meses, en primer lugar esperando que el mundial se acabe y no por que me guste el futbol sino por que nadie me hubiera hecho caso, luego de terminada la copa del mundo, fue simplemente desidia o talvez costumbre de no escribir la que me llevó a abandonar este blog, pero ahora, tengo que hablar.
Mi madre siempre fue una persona que luchó contra el viento y la marea, no se contentó con educar a sus tres hijos, sino que también se dió tiempo de educar a tres de sus nietos conmigo a la cabeza y les juro que no fue facil, sobre todo porque lo hizo sola, sin la ayuda de mi papá Juan quien en realidad solamente era quien proveia dinero (muy de vez en cuando), pero a pesar de todas las adversidades decidió darnos algo que es mucho mas grande que cualquier riqueza material, esto es DIGNIDAD.
Desde sus humildes lecciones "nunca niegues un plato de comida a nadie" hasta aquella que fue su última lección "mijo... llevame a la casa, que no quiero morir en un hospital" pasando por un ejemplo de vida que se constituyeron sus 63 años de matrimonio con mi papá Juan, con muchos malos y tormentosos momentos de los cuales solamente tenía referencia con sus historias y las de mis tíos. De ella aprendí el estoicismo y la paciencia.
Y, es que hablar de mamá, es hablar de una persona que dejó huella en todos quienes la conocieron, sean o no de la familia, pues no podía evitar nunca, el sacar a relucir sus atributos de madre y consejera, a todos nos haló de las orejas, gozaba de nuestros triunfos y lloraba nuestras desgracias. De ella aprendí la empatía.
Nunca la vi ir a misa por su propia voluntad, es mas, no le gustaba, pero me enseño a comunicarme con Dios, a rezar, a agradecerle por todos los dones que nos ha dado y a pedirle su ayuda, pero con una particularidad, ella nunca rezó para pedir ayuda para si misma, rezaba para pedir bendiciones para sus hijos y nietos y me decía que siempre pida ayuda para los demás, los favores propios vendrían por añadidura. De ella aprendí la generosidad.
A ella le debo una vida maravillosa, una niñez divertida, una adolescencia despreocupada y una juventud llena de buenos momentos. A ella le debo mi formación y mi educación formal y también mi educación informal pues fue quien me animó a entrar en la JCI y continuar en ella "para que seas un hombre de bien". Y en realidad, no quiero decir que haya sido perfecta, estaba llena de imperfecciones y algunas de sus lecciones no eran precisamente muy buenas, pero vistas desde la perspectiva de una persona que la amó mucho, hasta las imperfecciones resultan buenas y se hacen parte imprescindible de un ser humano maravilloso.
Podría seguir y seguir con las lecciones que ella me enseñó, pero creo que la mejor manera de celebrar su vida es recordarla. Como lo dije en su funeral, yo creo que estamos hechos de tres componentes: Cuerpo, espíritu y alma. El cuerpo, al cual despedimos el 20 de Julio, el alma que debe estar ya en comunión con el creador y el espíritu que es el recuerdo que nos queda en el corazón y nos da la fuerza para hacer todo, tal como a ella le hubiera gustado que lo hagamos.
No quiero terminar esta publicación sin agradecer al creador por la oportunidad de haber permitido que podamos despedirnos en vida, de haber podido decirle cuanto la quería y cuanto la admiraba, de haber podido prepararme para lo inevitable y de tener grabadas en mi mente y en mi corazón sus últimas palabras para mi "gracias mijo por venirme a cuidar, gracias por visitarme, dale mi amor y cuidale a mi hija (mi Jennifer), cuida a la Taty y a tus hermanos (mis primos) por que yo ya no puedo". Estoy seguro que me dolera no verle y será poco facil seguir la vida sabiendo que ya no contaré con sus consejos, pero yo por mi parte, siempre la recordaré en ese pasodoble "Sangre Ecuatoriana" que solía bailar con mi papá Juan y aquel hermoso pasillo "Faltandome tu" de Carlos Falquez Betancourt.
Hasta siempre mamá, tu serás el angel que guie a muchos en esta vida y nos tomarás de la mano para guiarnos en nuestros últimos momentos.